Cuando te enfrentas con ilusión a nuevos retos, a una campaña que te ilusiona, cuando te atreves a pensar más allá de lo convencional es cuando siento que elegí bien mi profesión. Pero después llega el tío que te regatea en el presupuesto porque como lo tuyo es vender humo y cualquiera tiene "fotoschop"; o la persona que no cree en tu idea, y que prefiere mantenerse (decisión acertada) mejor como está.
Este post nace como fruto de la frustración de querer hacer las cosas bien y disfrutando con lo que haces y cuando alguien no te deja llegar al destino que mereces, pero también nace al pedirme que hiciera una crónica lo más subjetiva posible del partido contra el adece.
Nosotros llegamos..., los del adece llegaron.. y llegaron los árbitros. Empezó el juego y se jodió. Hasta aquí la crónica más corta de la historia.
Después se sumó la falta de educación de cierta persona, la capacidad de rebajarte hasta la impotencia por su despotismo, por la falta de diálogo, por la ausencia de discurso, en resumen, por el abuso en la toma de decisión arbitraria -si es que el diccionario es muy sabio- (los jueces fallan y los colegiados, toman decisiones arbitrarias).
La intención de este post es sumar esa sensación, juntarla con una idea que me niego a que esté en el cajón de las desechadas y que de como resultado el porque jugamos a esto.
No more sillónball, nos gusta el baloncesto, vamos a jugarlo y a disfrutar y vamos a expresarnos en esos soportes que se hacen eco de nuestra creatividad, en un blog y en una cancha.
Penny Medina