Letradator

Queridos Espurcitos: os comunico que nuestro sumo sa­CERDOTE Popero, al leer los últimos comentarios, ha percibido ciertas tiranteces en el seno de nuestra secta estúpidobaloncestística. Como no quiere que estas pequeñas controversias se resuelvan sólo mediante la palabra, y prefiere que sigamos echando mano de la típica toalla mojada y enrollada en el vestuario a la hora de resolver nuestras enormes diferencias, me ha encomendado la misión de relajar el ambiente con otro parecido razonable.

Nuestro parecido de hoy es tan evidente que apenas tiene mérito encontrarlo. Me acuerdo que un día nuestro héroe Letrado estaba viendo un concierto de los Tahures Zurdos en el Corral. Decidió atreverse a pedirle una canción a la cantante, Aurora Beltrán. Ella, sobrecogida, fue hacia el micro para dirigirse a todos los asistentes y comunicarles que el mismísimo Gladiator le había hecho una petición.

Nada que envidiar tiene nuestro Gran Letrado a ese tal Gladiator. Grandes hazañas le son atribuidas, convertidas ya en leyenda. Como el involuntario pero tremendo ostión a puño cerrado que le propinó a un rival en la misma frente en plena celebración eufórica de un dos más uno. Por lo visto, al pobre chaval le había dedicado unas palabras en la rueda de calentamiento previa al partido: Soy Andrés Talavero Blanco y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la otra.